Escribe: Daniel Salazar Castellanos.-
La energía nuclear puede ser viable para Latinoamérica: por qué sería necesario su despliegue. Las torres de enfriamiento de la central nuclear Dukovany de CEZ AS en Dukovany, (Bloomberg/Milan Jaros)
El cambio climático podría aumentar la vulnerabilidad de países dependientes de la hidroelectricidad, como Colombia y Brasil, debido a sequías más frecuentes e intensas. La energía nuclear podría ser una respuesta.
La energía nuclear se erige como una alternativa para diversificar la matriz energética de América Latina, a medida que la capacidad de las hidroeléctricas se satura, la demanda de energía crece y se disipan los temores frente a su adopción.
En Latinoamérica, la expansión de esa matriz enfrenta el dilema de aumentar la oferta sin incrementar emisiones y en este marco la energía nuclear surge como una posible alternativa, a medida que deja de ser vista con cautela por las asociaciones históricas con episodios como el de Chernóbil y Fukushima.
“América Latina como región no consideraba una prioridad el desarrollo de energía nuclear, teniendo en cuenta la disponibilidad y aprovechamiento de sus múltiples recursos naturales, que permitían proyectos a partir de la hidroelectricidad, el gas y el carbón”, dijo Milton Montoya, analista del sector de minería y energía.
No obstante, en la última década, los conflictos con comunidades para el desarrollo de consultas previas o los obstáculos en materia de licenciamiento ambiental en proyectos de gran magnitud “han hecho que la energía nuclear sea considerada en América Latina como una opción dentro del portafolio”. De todas formas, son planes de largo plazo que dependen de voluntad política, ya que desde la fase inicial de planeación hasta su adopción efectiva pueden transcurrir al menos 20 años.
“La energía nuclear es un complemento estratégico de las fuentes renovables variables como la solar y la eólica en la matriz energética de la región”, dijo a Bloomberg Línea el secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), Andrés Rebolledo.
Es “una fuente estable cuya producción con cero emisiones de carbono permite seguir profundizando la transformación del sector hacia un modelo más sustentable”.
El cambio climático podría aumentar la vulnerabilidad de países dependientes de la hidroelectricidad, como Colombia y Brasil, debido a sequías más frecuentes e intensas.
La energía nuclear podría aportar tres ventajas decisivas: la independencia de la variabilidad climática, el alto factor de planta (alta disponibilidad a lo largo del año con bajos requerimientos de mantenimiento) y aporte de inercia al sistema eléctrico, lo que se traduce en mayor estabilidad y seguridad operativa.
Según el analista Milton Montoya, los beneficios contrastan con la realidad de que la nuclear es de las fuentes más costosas “por la tecnología, la infraestructura y el tratamiento de residuos”.
A nivel global, 48 países compartieron en la COP 28 en Emiratos Árabes Unidos en 2023 la necesidad de triplicar la potencia de generación nucleoléctrica instalada a nivel global. “Esto, como contexto global, habla a las claras de un cambio de época. Pero también en América Latina y el Caribe”, dijo Rebolledo, de Olade.
La manifestación en diversos foros sobre la voluntad de avanzar con esa tecnología de países que tradicionalmente no tenían un perfil nuclear en su matriz de generación eléctrica es visto como un síntoma de un cambio de época en la región.
“La energía nuclear surge como una solución que puede brindar la potencia que necesita la región, donde la demanda sigue creciendo y es cada vez más complejo desarrollar grandes proyectos energéticos por razones sociales y ambientales”, añadió el analista Montoya.
World Nuclear Association, una organización mundial que promueve la implementación de esta fuente, calcula que la participación de la energía nuclear en la producción de electricidad mundial en 2024 fue del 9%, con unos 440 reactores nucleares.
Retos para su adopción
Algunos de los retos asociados a estas tecnologías en la actualidad tienen que ver con los altos costos de despliegue, complejos estándares de adopción y el ciclo de vida de estas infraestructuras, que se sopesan con la necesidad de Latinoamérica de diversificar sus fuentes.
A pesar de su potencial, el costo total de construir y operar una central eléctrica, a lo largo de su vida útil en dólares por megavatio-hora, es más alto en esta tecnología basada en la energía nuclear que en las renovables.
El indicador del Costo Nivelado de Electricidad (LCOE), que sirve para comparar tecnologías, fue de US$110/MWh para la nuclear avanzada en 2023, con la perspectiva de que se mantenga estable en los próximos años, según cifras de la Administración de Información Energética de EE.UU.
Estas cifras contrastan con respecto de los US$55/MWh para la energía solar (que bajaría a US$25/MWh en 2050) y US$40/MWh para la eólica terrestre (US$35/MWh en 2050). El ciclo de vida de las centrales eléctricas es de unos 40 años, aunque en EE.UU. algunas de estas infraestructuras han recibido permisos para operar hasta 80 años.
Países que avanzan en la carrera nuclear
Entre los países que lideran la carrera por la energía nuclear en la región, el secretario ejecutivo de Olade se refiere a Argentina, que tiene tres plantas de reactores de potencia en operación (Atucha I y II, Embalse).
Mientras México tiene Laguna Verde, Brasil tiene Angra I y II, pero son reactores grandes, diríamos tradicionales. El único país de la región que se encuentra desarrollando un pequeño reactor modular (SMR) es Argentina, el llamado CAREM, “cuya construcción viene muy avanzada”, según Rebolledo.
Sin embargo, el CAREM es un prototipo que no se comercializará. El nuevo Plan Nuclear presentado por Argentina contempla la producción a escala de otro SMR, el llamado ACR-300, un diseño de la empresa argentina de tecnología INVAP.
Andrés Rebolledo explica que los reactores modulares pequeños (SMR) son “una tecnología apropiada” para América Latina y el Caribe, dado que el tiempo entre la decisión de inversión y la producción de energía es más corto. Además, son escalables en etapas; pueden desplegarse de manera flexible en los territorios y se adaptan a las redes eléctricas medianas o descentralizadas.
El potencial de la energía nuclear
La energía nuclear no sólo respondería al crecimiento natural de la demanda, sino también a la llegada de proyectos intensivos en consumo eléctrico, como los centros de datos, que requieren energía abundante, estable y con alto factor de planta.
“En este momento, el energético que más se usa en los centros de datos a modo de autogeneración es el gas, pero ya pensando en proyectos que a futuro busquen bajar emisiones y tener energía en firme, la energía nuclear es una oportunidad fantástica”, dijo a Bloomberg Línea
Camilo Prieto Valderrama, director de la Red Nuclear Colombiana e investigador en energía y sostenibilidad.
La energía nuclear también es una alternativa para avanzar hacia la transición energética, a medida que la región abandona progresivamente el carbón. Ambas fuentes garantizan seguridad energética, pero con impactos radicalmente distintos.
“Mientras el carbón tiene una intensidad de emisiones de alrededor de 950 gramos de CO₂ equivalente por kilovatio hora, la nuclear genera apenas 7 gramos”, señala el analista Camilo Prieto. “Además, la energía nuclear no produce polución durante la operación, a diferencia del carbón”.
Avances en la legislación nuclear
En Colombia, se está discutiendo en la actualidad el Proyecto de Ley 466 de 2024 para la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Nuclear y asegurar un marco regulatorio adecuado. El proyecto de ley nuclear en Colombia ya logró aprobación unánime en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes y ahora está pendiente su discusión en plenaria.
La iniciativa contempla aprovechar no solo la energía eléctrica, sino también aplicaciones nucleares en agricultura, medioambiente, medicina e industria. “Este es un proyecto de país, no de gobierno. Nos preocupa un poco que es un año electoral. Lo que esperamos es que obviamente el proyecto tenga la prelación que demanda”, según Camilo Prieto Valderrama, quien ha promovido la iniciativa. “Definitivamente, es un hito porque la creación de una Agencia Nacional de Seguridad le va a permitir al país abrazar el espectro de las tecnologías nucleares por completo”.
En Ecuador, un acuerdo ministerial de 2025 institucionalizó las directrices y normas para la política nuclear en la estrategia de transición energética. En el caso de México, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) proporciona el enfoque regulatorio actual y ha implementado numerosas extensiones de vida en la planta de Laguna Verde.
No obstante, el secretario ejecutivo de Olade dice que para abordar los reactores modulares pequeños (SMR) se necesitarían más adaptaciones regulatorias.
“En todo caso, el intercambio de buenas prácticas regulatorias y la creación de capacidades técnicas son dos esferas fundamentales para poder acelerar el despliegue de la tecnología en la región”, explicó.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

