Escribe: Javier Bonilla*.-
Casi nunca, durante décadas, he visto a nadie protestar por el hecho habitual de que los terroristas en Palestina utilicen hospitales, escuelas, o universidades para montar desde allí bases o artillerías. (EFE)
Hoy, y casi desde el terrible ataque del 7 de octubre de 2023, que poco condenaron, la izquierda intelectualoide –desde Lisboa al Báltico o desde Alaska a Ushuaia– tiene un obsesivo y excluyente objetivo: golpear a Israel.
Más desorientados que vegano en un frigorífico, desde que, además de la caída de la URSS (de la cual muchos parecen no haberse enterado), la corrupción, ineptitud, represión, muerte y tortura hacen muy difícil defender – aunque haya tarados que aún insisten en un bloqueo inexistente– a las dictaduras militares de Cuba, Nicaragua o Venezuela, la barra zurda de la cultura busca algo a lo que aferrarse. Para endilgar al resto su falsa superioridad moral, sino, inventamos el patético fenómeno Greta Thunberg.
Hasta, increíble, –algo que no hubieran hecho las izquierdas de los 60– salen ahora en masa y militancia (que fea palabra, suena a “militonto teledirigido”) digital, sudaca e ibérica, a defender a la ladrona sin códigos Cristina Kirchner.
Hoy, y casi desde el terrible ataque del 7 de octubre de 2023, que poco condenaron, la izquierda intelectualoide –desde Lisboa al Báltico o desde Alaska a Ushuaia– tiene un obsesivo y excluyente objetivo: golpear a Israel.
Algunos con más virulencia, como en Brasil, Chile o España, pidiendo directamente romper relaciones y toda una serie de sandeces. Ni ellos, ni los de acá en Uruguay, ni la ineficaz y corrupta ONU, ni sus organismos asociados (de la Cruz Roja a UNICEF, de la truculenta UNRWA ni hablemos) insistieron, ni destacaron la innegociable e ineludible necesidad de liberar a los rehenes antes de cualquier diálogo o gesto diplomático. Mucho menos, de un cese al fuego. ¿O se lo hubieran pedido a Churchill en Dresde, casi un preludio de Hiroshima?
Tampoco vimos a estas agrupaciones autopercibidas como exclusivos dueños de la sensibilidad o a la tal “comunidad internacional” indignados y pronunciándose ni sobre la familia Bibas ni sobre los niños quemados al horno. Ni ahora sobre quién atentó contra una madre a punto de dar a luz en la entrada de una clínica, con total letalidad.
Mucho menos vimos feministas –esas que las mirás con 2% de ganas y te denuncian hasta con Caperucita– salir a las calles del mundo a protestar por las violaciones en masa (poco lo hacen contra los abusos sexuales musulmanes en la misma Europa, que la prensa ni resalta), por las muertes, las amputaciones, los vilipendios de cadáveres o las ancianas secuestradas en sillas de ruedas en casas de salud. Al contrario, vimos en Europa a diversas radicales justificar la “violación por resistencia” (como adoran ciertos idiotas las palabras intensas y rimbombantes), vimos incluso a algún intelectualmente fraudulento referente feminista pidiendo por las redes enjuiciarnos por preguntar.
Vimos a ciertas feministas usar menores para horrendas coreografías callejeras, algún ya previsible y zurdo 8 de marzo, así como a zurdos magistrados desestimar obvias figuras penales.
Mientras tanto, hombres, mujeres y niños seguían siendo martirizados en Gaza por Hamás y sus aliados. De pedir su inmediata liberación, ¡nada! Mas bien, en las calles y en las redes sociales, de forma progresiva y creciente, todos contra Israel, sin pensar que quizá la entrega de los rehenes y el desarme de Hamás pudiera traer el fin de la guerra.
Cuando, prácticamente, la primera acción del terrorista Hezbollah por el norte de Israel, fue un misil en un partido de baby futbol, no vi a ningún organismo humanitario, ni a UNICEF, protestar.
Casi nunca, durante décadas, he visto a nadie protestar por el hecho habitual de que los terroristas en Palestina utilicen hospitales, escuelas, o universidades para montar desde allí bases o artillerías. Tampoco por el adoctrinamiento al cual se sometía a la infancia no solo contra Israel, sino a favor del suicidio, además del entrenamiento militar a edad escolar. ¿Acaso para los zurdos esto es solo un escalón más alto del estúpido “seremos como el Che” de las escuelas cubanas?
Bueno, para la clase artística y la izquierda argentina, el asesinato, secuestrado, del sobrino de León Gieco, es de segundo orden (y este insiste en seguir siendo zurdo).
Ahora resulta que, simultáneamente a los artistas brasileños que hoy salen a pedir –decíamos– ruptura de relaciones, una serie (muchos del obsoleto y stalinista Partido Comunista, junto a algunos trotskistas y PVP, aunque también autopercibidos “moderados” y hasta judíos renegados) salen a exigir al gobierno –que ya bastante le está errando con esta historia, repetida, de traer “palestinos”– “que denuncie y condene el genocidio en curso”.
A ver, señores intelectualoides, ¿cuánta población de origen árabe había en 1948 y cuánta hay ahora en el entorno israelí? ¿Les parece que disminuyó? Miren que en esa declaración hay científicos. Saben contar, me imagino. Más allá de Gaza y Cisjordania, ¿cuántos miles de árabes (cristianos, drusos, bahà’í o ateos) viven y votan en Israel sin problemas? Hasta un juez de la Suprema Corte musulmán o un embajador druso.
Digo yo, lo del principio, a toda la supuesta “humanidad”, ¿no habría que haber puesto el acelerador en la devolución de los rehenes?
Y antes que salten por Irán (con un historial de 4 millones de muertos en diversas guerras con sus vecinos –Israel no lo es, miren un mapa– Irak, Yemen, etc, y alianzas con las actuales dictaduras o gobiernos autoritarios de América), ¿han protestado ustedes por las cientos de mujeres ahorcadas o lapidadas, estás sí, solo por serlo, en más de 40 años?, ¿por los homosexuales colgados de infinidad de grúas?, ¿por los niños de 7 – 8 años mandados a tareas de minado y desminado en las fronteras iraníes?
Cómo supuestos izquierdistas, ¿han protestado por miles de comunistas y socialistas asesinados por los ayatolás por “ateos”? ¿Han protestado por el protagonismo iraní en el atentado de la AMIA?
Cómo científicos, ¿han protestado por la declaración iraní a favor de militarizar la Antártida en 2023? Cómo científicos, ¿pueden defender que un país asentado sobre un mar de petróleo y gas, con una potencialidad enorme para la energía solar diga precisar desarrollar un complejo nuclear con fines “pacíficos”, más cuando siempre está en guerra con alguien y cuando ostenta una poderosa y promocionada industria bélica? ¿No? Entonces, tengan la decencia de callarse…
* Javier Bonilla, Columnista en el diario Enfoques (Punta del Este, Uruguay), Radio Nacional de Montevideo e Internacional de Rivera, así como corresponsal de www.defensa.com, de www.airline92.com y de revista Força Aérea de Brasil.
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Por donde quiera que haya pasado la izquierda con sus caretas de comunismo, socialismo, progresismo, etc. lo único que han dejado es miseria y muerte. Luis Hernando Granada, el autor de la obra, realizó una investigación que data desde el siglo XVII y hasta nuestros días, con datos inverosímiles y crueles
