Escribe: Oriana Rivas*.-
El régimen de China se mantiene como un aliado cauto de Maduro, que primero vela por sus intereses tras numerosos desplantes económicos del chavismo. (Archivo)
El gigante asiático afirmó que “se opone a cualquier intento de socavar la paz y la estabilidad en América Latina y el Caribe”, en relación con la operación antinarcóticos que lleva adelante el Gobierno estadounidense de Donald Trump. Pero esta postura, a favor del chavismo, no ha sido contundente.
China fue, durante la dictadura liderada por el fallecido Hugo Chávez, uno de los socios más cercanos de Venezuela, por no decir el primero. Luego de seis meses de asumir la Presidencia, el entonces mandatario socialista viajó a Pekín donde se reunió con su homólogo de aquel momento, Jiang Zemin. Firmaron siete acuerdos comerciales, incluyendo uno para comprar maquinaria agrícola por 30 millones de dólares. Allí se selló una alianza que duraría años e incluiría sumas de dinero en préstamos por petróleo como nunca había recibido un país en América Latina.
Pero la relación entre China y Venezuela se deterioró a medida que el espejismo socialista de Hugo Chávez se desvanecía tras años de despilfarro en programas sociales, corrupción del régimen y la caída en el precio del barril de petróleo, imprescindible para la economía venezolana. Solamente entre los años 2.000 y 2.016 estos préstamos superaban los 62.600 millones de dólares, indica un balance de Transparencia Venezuela. Es decir, Venezuela ha recibido 44,04% del total de préstamos otorgados por China a los países de la región, situándose como el principal receptor, según cifras de Diálogo Interamericano.
La introducción es necesaria para contrastar la relación actual de China con Venezuela bajo la dictadura de Nicolás Maduro. El régimen de Xi Jinping se mantiene como un aliado cauto, que primero vela por sus intereses tras numerosos desplantes económicos del chavismo. En días recientes, el gigante asiático afirmó que “se opone a cualquier intento de socavar la paz y la estabilidad en América Latina y el Caribe”, en relación con la operación contra el narcotráfico que lleva adelante el Gobierno estadounidense de Donald Trump, el cual responsabiliza a Caracas por la llegada de drogas al país norteamericano. Pero Pekín no ha plantado una postura demasiado contundente a favor del chavismo y es cuando se vuelve necesario revisar los números.
China, víctima del chavismo
Ser el país con las reservas de petróleo más grandes del mundo ya no es motivo de disuasión para Venezuela ante los ojos de China. Principalmente, porque el chavismo es un mal socio comercial. Eso también podría ser la razón de por qué Pekín no estaría prestando apoyo militar a Maduro. Tal como asegura Evan Ellis, profesor de estudios latinoamericanos en el U.S. Army War College, al diario South China Morning Post, el país sudamericano “ha sido una pesadilla para las empresas chinas, con corrupción, robos y contratos que nunca se aprueban”, dijo.
El diario no se equivoca al mencionar que el régimen chino “rara vez defiende a socios bajo presión militar, centrándose en cambio en salvaguardar intereses económicos y el acceso político”. De manera, que según el experto, “un cambio de gobierno sería un revés estratégico para China, pero probablemente una mejora comercial”.
El listado es largo de empresas chinas que han sufrido desplantes del chavismo. Por ejemplo, en 2019, la empresa China Huanqiu Contracting and Engineering Corp. (HQC) –vinculada con la estatal China National Petroleum Corporation (CNPC) – suspendió un contrato de expansión en Venezuela debido a que PDVSA no le había pagado. Otra empresa, Sinopec, demandó a la estatal petrolera por 23,7 millones de dólares en el año 2017, alegando que no recibió el pago completo por un contrato de suministro de varillas de acero. Son solo dos casos que explican el recelo actual de Pekín.
La visión del régimen de Xi Jinping no es de reacción, sino de estrategia, aseguran distintos análisis. Si bien rechaza públicamente la operación militar de Trump contra el régimen de Maduro, China podría esperar a ver qué ocurre con Venezuela, ya que allí reposan millonarias deudas y enormes reservas de petróleo aún sin explotar.
* Oriana Rivas, Periodista venezolana radicada en Buenos Aires. Investigación para las fuentes de política y economía. Especialista en plataformas digitales y redes sociales.
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