Escribe: Oriana Rivas*.-
Bill Gates conoce muy bien de qué trata la geoingeniería solar y cómo “apagar el sol” puede pasar de ser un proyecto de laboratorio a una realidad aplicada al planeta.
El empresario reconoce que esta gestión de la radiación solar (SRM, por sus siglas en inglés) todavía no está lista para usarse y que su aplicación solo se justificaría como “último recurso”. Sin embargo, su propuesta genera muchas preguntas.
Bill Gates, el empresario, filántropo y fundador de Microsoft ha estado entre los primeros cuando se trata de hablar del cambio climático y de enfermedades que podrían aniquilar a la humanidad. Apenas terminaba la pandemia por el coronavirus, cuando en mayo de 2022 predijo una variante “más fatal” y aprovechó para promover la vigilancia global de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ahora Gates usa la excusa del cambio climático para emitir nuevas declaraciones que estarían relacionadas con su intención de “apagar el sol”. Para esto, se refirió en una entrevista con Axios a la propuesta de la geoingeniería solar, a la cual ha destinado dinero de su bolsillo. Su idea consiste en “reflejar” parte de la luz hacia el espacio para enfriar la Tierra si la temperatura global llega a límites que él considera inmanejables.
Su planteamiento trae a colación una serie de preguntas y de dilemas que surgen ante una tecnología de tal magnitud. Por ejemplo, la falta de leyes internacionales sobre quién podría aplicar algo así o el impacto para economías que dependen del clima. El empresario reconoce que esta gestión de la radiación solar (SRM, por sus siglas en inglés) todavía no está lista para usarse y que su aplicación solo se justificaría como “último recurso”. Sin embargo, sus palabra generan preocupación por lo que implica su participación en este proyecto, dados sus precedentes en temas de salud, en los cuales se ha inmiscuido a través de su la Fundación Gates (antes llamada “Fundación Bill y Melinda Gates”).
Bill Gates financia “hackeo” del clima
Para el año 2010, Bill Gates –quien es aliado del multimillonario globalista George Soros– había invertido al menos 4,5 millones de dólares de su fortuna personal en una investigación de “climate hacking”, basada en geoingeniería, según un reporte del portal Wired. Siete años más tarde, un informe del Grupo ETC y Biofuelwatch, con colaboración de la Fundación Heinrich Böll, detalló que el empresario y otros filántropos “aportaron recursos por unos siete millones de dólares al nuevo Programa de Investigación en Geoingeniería Solar de la Universidad de Harvard”.
Todo habría comenzado en 2007, cuando Gates “se transformó en el padrino de la geoingeniería, como lo denominó el periodista Oliver Morton”. A partir de allí creó el Fund for Innovative Climate and Energy Research (Fondo para la Investigación Innovadora sobre Clima y Energía, FICER), “con dinero de su fortuna personal que le donó primero a la Universidad de Calgary y después a la Universidad de Harvard”, agrega el informe.
En los documentos también figura el nombre de Intellectual Ventures, empresa que crea y comercializa ideas y patentes, la cual menciona a Bill Gates como uno de sus inversionistas y que solicitó patentes sobre técnicas de modificación de tormentas. En resumen, el fundador de Microsoft conoce muy bien de qué trata la geoingeniería solar y cómo “apagar el sol” puede pasar de ser un proyecto de laboratorio a una realidad aplicada al planeta.
La dudosa credibilidad de Bill Gates
Bill Gates no ha gozado de buena reputación en los últimos años. Su apoyo a la OMS, aun cuando permitió al comunismo chino limitar las investigaciones sobre el origen del coronavirus, su insistencia a los países para que entreguen más dinero a dicho organismo, así como su otrora vínculo con el fallecido pedófilo Jeffrey Epstein, y su posterior divorcio de Melinda Gates, lo llevaron al centro de las críticas.
Lejos de convertirse en una voz respetada en asuntos relacionados con el avance tecnológico o de la humanidad, se le recriminó por apoyar indirectamente las medidas de varios gobiernos cuando encerraron a millones de ciudadanos en sus hogares, limitando su libre circulación. El hecho de que ahora hable de manipular los rayos del sol se convierte en motivo de alarma para quienes difieren de sus argumentos.
* Oriana Rivas, Periodista venezolana radicada en Buenos Aires. Investigación para las fuentes de política y economía. Especialista en plataformas digitales y redes sociales.
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