Escribe: Marcelo Duclos*.-
Los voceros del régimen reaccionaron de la peor manera ante el premio Nobel de la Paz de María Corina Machado. Es que se trata de dos reconocimientos simultáneos que ellos pretenden esconder: la naturaleza del régimen y su más fuerte opositora. (Archivo).
María Corina Machado recibió el premio Nobel de la Paz, un símbolo de lo que podría estar por venir en Venezuela.
El premio Nobel de la Paz tiene mejores páginas que otras. Algunas se comprenden y otras no tanto. El reconocimiento a María Corina Machado es un buen síntoma sobre la interpretación de lo que sucede en Venezuela en las influyentes personas que están detrás del galardón. Es que ya no hay dudas: en Venezuela hay una cruenta dictadura que viene de larga data y María Corina Machado ha sido la dirigente política de la oposición que más fuerte se ha parado en contra del régimen desde el principio. La reacción de los voceros del chavismo por el premio evidencia nerviosismo por dos cosas: el mundo ya sabe la naturaleza de la dictadura y también tiene claro quién ha sido la que se ha parado siempre enfrente.
Aunque algunos antichavistas le echan en cara desatinos de orden ideológico o decisiones estratégicas que finalmente no rindieron los frutos esperados, lo cierto es que el balance es más que positivo a la hora de este reconocimiento. Para empezar, lo primero que hay que valorar en un dirigente antichavista es la incorruptibilidad más extrema. Estos regímenes tienen dos armas para monopolizar la política de los países donde se instalan. La violencia es una, que es la que se discute públicamente, pero otra es la billetera. El que esté dispuesto a dar un paso al costado o a ser una oposición servil tiene para cobrar un cheque con la cantidad de ceros que él desee ponerle.
Ante estos dos incentivos, varios que se hacían llamar opositores quedaron en el camino. Algunos, por el lógico temor por la seguridad de ellos y de su familia, y otros sucumbieron ante la tentación de venderle el alma al diablo para comprar la fortuna con la indignidad y la complicidad. Machado se mantuvo incorruptible, pagando el precio de una familia separada y poniendo el cuerpo a los golpes que recibió en más de una oportunidad, incluso dentro del mismo parlamento manejado por la dictadura.
Tampoco fue mezquina cuando le tocó dar un paso al costado en materia electoral a la hora de inscribir al candidato presidencial para las últimas elecciones robadas por el régimen. Hizo lo que tenía que hacer. Sin embargo, el mundo ya sabía que la dueña de la representación popular era ella.
Pero algo que merece también el reconocimiento en estas largas horas oscuras fue la nada fácil tarea de no perder la esperanza. Cada vez que los venezolanos en el país, en el exilio y el resto del mundo esperaban que “algo pase”, toda la atención recaía sobre ella, que tenía la nada sencilla tarea de mantener la moral en alto. De haberse quebrado y aceptado un cómodo exilio junto a sus hijos, puede que Nicolás Maduro hoy no estuviera en jaque como lo está. Fue fundamental la participación en las primarias para que el mundo supiera quién era la referente opositora y también fueron necesarias las elecciones. Aunque el régimen no aceptó la derrota, el gran trabajo del equipo político de Machado hizo que la oposición pudiera mostrar las actas con los resultados.
Muchos la juzgan por no haber cumplido los objetivos. Pero sin todas estas pequeñas grandes batallas ganadas, hoy el régimen estaría mucho más cómodo de lo que está. Al menos, entre sus partidarios y detractores, tendría que haber un mínimo común acuerdo en que siempre hizo todo lo que pudo. Cada uno decidirá si esto fue suficiente o no.
Yo considero que no hay nada que recriminarle, que es más que merecido el reconocimiento y deseo profundamente que la dictadura esté llegando a su fin. Por todos los venezolanos, por la justicia, pero también por ella que se lo merece como nadie.
* Marcelo Duclos, nació en Buenos Aires en 1981, estudió periodismo en TEA y cursó la maestría de Ciencias Políticas y Economía en Eseade. Excolumnista de opinión invitado de Perfil, Infobae, entre otros medios. Fue productor de POP Radio y encargado de noticias, docente de Estructura Económica Mundial y responsable de comunicación de la F. Naumann entre 2010 y 2022. Aficionado a la gastronomía, el mundo del vino y actualmente estudiante de sommelier. Músico y coleccionista de Queen.
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