Informa: Andrea Rivero García*.-
Tomás (SEIMC) y Trilla (Clínic) subrayan que aunque la vacuna no evita todos los contagios, sigue reduciendo las hospitalizaciones y la gravedad de la enfermedad
La temporada de gripe 2025-2026 ha comenzado con una intensidad inusual y varias semanas por delante de lo previsto, un comportamiento que se atribuye a la rápida expansión de la variante K del virus A(H3N2). Esta variante, perteneciente al subclado K —previamente identificado como J.2.4.1— presenta múltiples mutaciones que la diferencian de la cepa incluida en la vacuna de esta temporada, lo que podría contribuir a una circulación más agresiva y a un mayor número de contagios tanto en Europa como a escala global.
La comunidad científica ha observado que esta variante incorpora cambios genéticos relevantes, como las mutaciones T135K y K189R, que alteran la estructura antigénica del virus y pueden afectar la capacidad del sistema inmunitario para reconocerlo con la misma eficacia que en temporadas previas.
Este comportamiento ha despertado cierta preocupación entre expertos y organismos internacionales, que advierten de que la divergencia genética puede reducir en cierta medida la protección conferida por la vacuna estacional, algo que ya se había previsto en las recomendaciones oficiales de composición vacunal de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En varios países europeos, incluido España, la proporción de virus H3N2 detectados que pertenecen a la variante K ha aumentado de manera sostenida durante las últimas semanas, lo que constituye un cambio epidemiológico significativo a las puertas del invierno.
Deriva antigénica
En este contexto, Antoni Trilla, investigador de ISGlobal, miembro de GRIPEXPERT y epidemiólogo del Hospital Clínic, explica en declaraciones a este medio que «los cambios genéticos de la nueva variante del virus AH3N2 representan lo que se conoce como deriva antigénica. Es una variante similar a la existente, pero estos cambios suponen, probablemente, aunque falta comprobar algunos de los datos en el mundo real, que sea una cepa teóricamente más transmisible y que tenga cierta capacidad de evadir la inmunidad».
Por otro lado, María del Mar Tomás, microbióloga del Hospital de A Coruña y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), coincide en que el origen del comportamiento diferencial de esta variante se encuentra en sus mutaciones: «Esta nueva variante del virus de influenza A, H3N2, subclado K, presenta un número importante de cambios en la proteína hemaglutinina, que es la proteína de superficie del virus a partir de la cual se desarrolla la vacuna. Son múltiples las mutaciones».
Tomás detalla que «estas mutaciones se localizan en una zona clave de reconocimiento de los anticuerpos y esto puede afectar a la acción probablemente de la inmunidad. Entonces, esto se traduce clínicamente en que puede haber cierta ventaja de transmisión: el virus puede infectar con más facilidad a las personas que incluso tenían ya inmunidad previa».
«Estas mutaciones se localizan en una zona clave de reconocimiento de los anticuerpos y esto puede afectar a la acción de la inmunidad. Entonces, esto se traduce clínicamente en que puede haber cierta ventaja de transmisión»
María del Mar Tomás, microbióloga del Hospital de A Coruña y portavoz de la SEIMC
Esa combinación de mayor transmisibilidad y posible evasión inmunitaria —algo todavía en estudio, como matiza Trilla— es uno de los elementos que más inquietan a los expertos en salud pública. La circulación temprana y rápida del virus en Europa coincide además con niveles de vacunación aún moderados entre los grupos de riesgo, lo que aumenta la vulnerabilidad colectiva ante una variante más dinámica.
Ambos especialistas coinciden en que este comportamiento está detrás del adelanto de la onda epidémica. «En Europa y en otros países este subclado K ya ha pasado a representar la mayor proporción de pacientes con gripe y se asocia al inicio de la temporada más temprano de lo habitual», explica Tomás, que añade que «los estudios de laboratorio demuestran que los anticuerpos generados frente a la cepa vacunal y a virus de otras temporadas reconocen peor a este subclado. Es probable que esto esté ocurriendo, por eso existe una ola más importante de gripe, incluso más temprana».
La mejor medida preventiva frente a la gripe sigue siendo la vacunación
El miembro de GRIPEXPERT enfatiza que, pese a la incertidumbre, existe una herramienta fundamental para mitigar el impacto de la variante K: la vacunación. «La medida más efectiva de la que disponemos es la vacunación, vacunación que ya hace unas semanas que está en marcha, pero todavía estamos a tiempo de vacunarse todos aquellos que pertenezcan a una población de riesgo a la que se recomienda la vacunación».
Esta recomendación coincide con los mensajes emitidos por agencias nacionales e internacionales, que han recordado que incluso si la eficacia frente a la infección pudiera verse parcialmente reducida, la protección frente a complicaciones y hospitalizaciones sigue siendo sustancial.
Tomás coincide plenamente: aunque la vacuna no encaje de forma perfecta con el subclado K, «no es la vacuna ideal para el subclado K, porque se ha diseñado a partir de otras variantes de la gripe, sí que protege en menor medida frente a esta cepa. Pero es cierto que puede proteger y la principal recomendación es como siempre la vacunación». Añade además un matiz relevante: «Especialmente en niños se ha visto que aquellas vacunas que han sido intranasales han mostrado mayor efectividad».
En países donde la variante K domina la circulación temprana, los datos preliminares sugieren una eficacia vacunal frente a hospitalización que se sitúa entre el 32 y el 39% en adultos y alrededor del 70% en personas jóvenes, lo que confirma que las vacunas continúan siendo una herramienta crítica para reducir la gravedad de los casos. En esta línea, la microbióloga recalca que, incluso con una eficacia menor frente a la infección, la vacuna sigue protegiendo de lo esencial: la gravedad. «Aunque la vacuna tiene menor eficacia en la prevención de la infección, el cuadro gripal será más leve y tendrá menos posibilidades de una enfermedad grave, ya que sí que se mantiene una protección importante frente a la enfermedad grave y la mortalidad. Se sigue recomendando como siempre en personas mayores, personas con enfermedad crónica, embarazadas y personal sanitario».
Respecto a la sospecha de mayor gravedad asociada a esta variante, Tomás aclara que el cuadro clínico no cambia: «El cuadro gripal es el típico: fiebre, tos, malestar general, dolor muscular, dolor de garganta, cefalea y síntomas digestivos. Por lo tanto, el cuadro clínico no difiere».
Lo que sí se observa es un aumento de casos graves en poblaciones vulnerables, algo esperable en cualquier variante de H3N2. «Hay casos de gravedad, especialmente un pico importante en el Reino Unido, en Hong Kong, en Taiwán, pero siempre está asociado a la enfermedad de base. En aquellos pacientes con enfermedad de base o factores de riesgo puede haber mayor probabilidad de complicaciones», señala la microbióloga.
Trilla coincide en esa apreciación: «De momento no hay ningún dato que indique que esta cepa por sí misma tenga mayor gravedad o la sintomatología sea diferente o las complicaciones diferentes». Pero recuerda que «la cepa H3N2 habitual, para entendernos, es una cepa que suele causar casos más graves por sí misma de gripe, especialmente en población de edad avanzada». Por tanto, aunque la variante K no sea más virulenta, sí podría generar más casos graves simplemente por afectar a más personas susceptibles.
Medidas preventivas no farmacológicas
Tanto Trilla como Tomás insisten en la importancia de las medidas complementarias a la vacuna. «La utilización de mascarillas en ambientes cerrados, cuando se tiene síntomas, la mejora de la ventilación, son hechos que siempre sirven durante las epidemias de gripe y de otros virus respiratorios», recuerda Trilla. Tomás coincide y amplía: «Otras medidas de salud pública que conviene reforzar, pues como siempre, una adecuada ventilación… las mascarillas en las zonas de mayor riesgo con personas vulnerables… reforzar los mensajes de higiene de manos, quedarse en casa si tenemos síntomas, ponernos la mascarilla si tenemos síntomas o vamos a ver a personas mayores».
También subraya la importancia del diagnóstico y el tratamiento precoz: «Ahora en todos los laboratorios de microbiología se hacen PCR rápidas de detección de virus respiratorios, lo cual a nivel de urgencia y en pacientes vulnerables es muy importante».
A esto Trilla añade la importancia clave de la vigilancia epidemiológica, que define como «el servicio de inteligencia que nos permite predecir y prever qué está circulando y qué puede pasar en los próximos días o semanas».
Según advierte el epidemiólogo, esta vigilancia es especialmente crucial cuando se anticipa una presión asistencial elevada, algo muy probable este invierno debido al adelantamiento claro de la ola de gripe: «Posiblemente parte de este pico o la subida importante de los casos se podría dar alrededor de las vacaciones de Navidad que no es el mejor periodo del año para el sistema sanitario ni para los ciudadanos».
«Posiblemente parte de este pico o la subida importante de los casos se podría dar alrededor de las vacaciones de Navidad que no es el mejor periodo del año para el sistema sanitario ni para los ciudadanos»
Antoni Trilla, miembro de GRIPEXPERT, investigador de ISGlobal y epidemiólogo del Hospital Clínic
La llegada de la variante K añade incertidumbre a una temporada gripal ya adelantada y con un potencial impacto significativo en los sistemas sanitarios. A falta de más estudios que evalúen su comportamiento en el mundo real, los expertos coinciden en que la combinación de vacunación temprana, vigilancia reforzada y medidas de prevención sigue siendo la estrategia más eficaz para minimizar los efectos de esta nueva variante.
T. Gaceta Médica
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