Escribe: José Gregorio Martínez*.-
Con la llegada del portaviones USS Gerald Ford al área del Comando Sur, en el Atlántico, aumenta la paranoia en el chavismo y cobran sentido las estrategias de “resistencia” del régimen que detalla la agencia Reuters. (X)
La Marina de EE.UU. confirmó el pasado martes 11 de noviembre que su mayor portaviones ya ingresó al área del Comando Sur en el Atlántico. En paralelo, la agencia Reuters aseguró, citando fuentes internas, que en el chavismo consideran dos estrategias de “resistencia prolongada” ante un eventual ataque. Por su parte, el canciller ruso negó haber recibido alguna solicitud de ayuda militar de Venezuela.
Tal como se esperaba, de acuerdo con la ruta y la velocidad estimada, el USS Gerald Ford llegó al área del Comando Sur de EEUU, en el océano Atlántico, lo que indica que en cuestión de horas estaría en aguas del mar Caribe, en las proximidades de las costas de Venezuela, según confirmó el martes 11 de noviembre en un comunicado la Marina de Estados Unidos. Esta información tumba el falso relato que hizo circular el chavismo en redes sociales de que en Washington habían cambiado los planes, alegando que el portaviones –el más grande de EE.UU.– se quedaría frente a las costas de Marruecos. Y es que al régimen de Nicolás Maduro solo le queda seguir apostando a una desescalada del conflicto; primero, intentando posicionar un discurso que aumente la presión internacional sobre el presidente Donald Trump y lo convenza de dar marcha atrás, y luego replegándose para resistir, evitando –por el momento– responder a cualquier provocación que justificaría un avance. En última instancia, la dictadura eludiría el choque convencional –donde no existe posibilidad de éxito– y, en su lugar, pondría en marcha un plan de “resistencia prolongada” en el marco de lo que se conoce como “guerra de guerrillas”.
El USS Gerald Ford no está solo. Lo escoltan los destructores de misiles guiados USS Bainbridge (DDG-96), USS Mahan (DDG-72) y USS Winston Churchill (DDG-81), así como los destructores USS Mitscher (DDG-57) y USS Forrest Sherman (DDG-98). También lo acompaña el buque logístico USNS Supply T-AOE-6, que atravesó el estrecho de Gibraltar un par de días después de que lo hiciera el Gerald Ford para alcanzarlo en el Atlántico, frente a las costas de Marruecos, desde donde las embarcaciones aumentaron la velocidad a 28 nudos una vez se completó el grupo de ataque CSG12. La nota compartida por la Marina de EE.UU. agrega que incluso el USS Bainbridge habría llegada en la madrugada del martes 11 de noviembre a las costas de Puerto Rico.
De las negociaciones por licencias petroleras a la llegada del USS Gerald Ford
La llegada del portaviones USS Gerald Ford al Caribe marca el inicio de la segunda fase del operativo del Pentágono contra el narcotráfico en la región, que suma hasta el momento un total de 20 lanchas hundidas con un saldo de 75 muertos en estos ataques. Aunque Donald Trump ha sugerido la posibilidad de bombardeos en tierra en territorio venezolano, tomando en cuenta que este despliegue se inició inmediatamente después de designar al Cartel de los Soles como “organización terrorista internacional y de duplicar” de 25 a 50 millones de dólares la recompensa por la captura de Maduro, el mandatario estadounidense sigue apostando por una presión disuasiva que genere un quiebre interno antes de apretar el gatillo.
Lo cierto es que en Miraflores hace rato dejaron de ignorar los movimientos del jefe de la Casa Blanca, a quien Maduro creyó poder domar con falsos diálogos una vez entró en escena el enviado especial Richard Grenell, pero ante la falta de resultados pronto fue puesto a un lado para apostar por la mano dura del secretario de Estado Marco Rubio. Fue así como el dictador venezolano pasó de suplicar por el levantamiento de sanciones y renovación de licencias petroleras a convocar a las milicias para defenderlo en caso de una “agresión”, atrincherándose en un bunker, según ha revelado el propio régimen. Por ello, ante la “inminencia” de un ataque, tal como reconoció la Cancillería chavista en la carta enviada hace un mes al Consejo de Seguridad de la ONU, empiezan a conocerse los planes de “resistencia”, que con la llegada del portaviones USS Gerald Ford cobran sentido.
Dos estrategias de “«resistencia prolongada”
En el régimen de Nicolás Maduro estarían considerando dos posibles estrategias enmarcadas dentro de la llamada “resistencia prolongada”, según asegura Reuters, citando “fuentes con conocimiento de las operaciones y documentos de planificación”. Se trataría, por un lado, de una “guerra de guerrillas”, mencionada públicamente por funcionarios de la dictadura chavista, aunque sin ofrecer mayores detalles, para lo cual se activarían según las fuentes y“pequeñas unidades militares en más de 280 puntos, llevando a cabo actos de sabotaje y otras tácticas guerrilleras”, documentos de planificación a los que tuvo acceso la agencia de noticias.
Y por otro lado, en la información que divulgó Reuters el martes 11 se menciona como segunda estrategia un plan de “anarquismo” –no reconocido públicamente– que “utilizaría a los servicios de inteligencia y a simpatizantes armados del partido gobernante para crear desorden en las calles de Caracas y hacer que Venezuela sea ingobernable para las fuerzas extranjeras”, agrega la agencia de noticias, citando fuentes con conocimiento en los esfuerzos de defensa del régimen chavista que, de acuerdo con la información obtenida, estas dos estrategias no serían excluyentes sino “complementarias”.
Sin ayuda militar rusa
Desde Caracas han pretendido mostrar cierta capacidad de respuesta al exhibir armamento y equipos de fabricación rusa en entrenamientos militares –en la mayoría de los casos con décadas de antigüedad– así como una supuesta estrecha alianza con Moscú, que parece no pasar del espaldarazo político. Si bien el Gobierno de Vladímir Putin firmó recientemente un tratado de asociación estratégica con Venezuela y ha cuestionado duramente los ataques de EE.UU. a embarcaciones con droga en el Caribe y el Pacífico, desde el Kremlin insisten en la resolución del conflicto por la vía diplomática y descartan –por el momento– cualquier apoyo de carácter operacional. Así lo aclaró el pasado martes 11 de noviembre el canciller ruso, Serguéi Lavrov, quien negó haber recibido solicitudes de ayuda militar por parte de Maduro para hacer frente a Estados Unidos.
¿Se quedará solo el régimen chavista en un eventual conflicto armado? Nada está escrito. Lo cierto es que las estrategias de resistencia que contempla la dictadura constituyen un reconocimiento tácito de inferioridad numérica y tecnológica que, tal como publica
Reuters citando una fuente cercana a Miraflores, expone las escazas probabilidades de éxito. “No duraríamos ni dos horas en una guerra convencional”, admiten.
* José Gregorio Martínez, Periodista venezolano dedicado a las fuentes de Política y Economía. Editor jefe de PanAm Post. Experiencia previa en medios como NTN24, El Mundo Economía & Negocios, Diario La Verdad y Globovisión.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * *




