Escribe: Luis Hernando Granada C.* .-
Por doquier–y luego del vil asesinato de Miguel Uribe–, dos frases siguen retumbando en el ambiente: “Fuera Petro” y “Colombia no se rinde”. El “Fuera Petro” prácticamente se escucha desde el primer momento en que el psicópata “asumió” el mando, debido a sus desmanes y caprichos criminales con los cuales pretende acabar con el país, saqueándolo a diestra y siniestra y acabando con los recursos, no solo naturales sino con los públicos, para cumplir con su misión de entregarle el país a la mafia transnacional comunista/socialista.
El segundo grito: “Colombia no se rinde”, nació hace pocos días, con base en el dolor nacional luego del fallecimiento de Miguel. Y los dos gritos son válidos, necesarios, indispensables para despertar corazones y conciencias.
Sin embargo, junto a los últimos sucesos, algunos piensan, que la unión es indispensable para derrotar al petrismo comunista en el 2026. Y en este punto hay que tener cuidado y mirar al patio vecino: Nicolás Maduro, el dictador venezolano, hijo de sus padres putativos Fidel Castro, Hugo Chávez, Xi Jinping y Vladimir Putin, entre, otros, llegó de manera irregular al poder, tal como lo hace la mayoría de comunistas, socialistas, progresistas y dictadores.
Ellos hablan de Democracia y éste es un término que no deberían utilizar estas bestias, porque la Democracia es un sistema de gobierno donde el poder reside en el pueblo, quien lo ejerce directamente o a través de representantes elegidos. La Democracia es un sistema político y social que se basa en la igualdad, la libertad y la participación ciudadana, pero esto no existe en Colombia en las garras del psicópata. Además, la Democracia se caracteriza por “elecciones libres” y periódicas, donde los ciudadanos eligen a sus gobernantes, y por la protección de los derechos humanos y las “libertades fundamentales”, pero en Colombia, existen serios indicios que la elección de Petro no estuvo enmarcada dentro de las “elecciones libres” y menos las “libertades fundamentales”.
Un comunista como Petro, frente a unas elecciones, maneja el fraude a su antojo; compra al CNE, a la Registraduría, pone sus jurados electorales, y llega al final, a imponerse como mandatario, incluso poniendo a votar a los muertos y a los jóvenes que no reclaman sus cédulas de ciudadanía.
Desde luego que luego de un fraude, vienen las “investigaciones”, pero en estos casos las autoridades no existen. Sucedió en Cuba, sucede en otros países, sucedió en Venezuela y sucede en Colombia, donde es la mafia transnacional comunista/socialista la que tiene el poder y el dinero para comprarlo todo: funcionarios públicos, vándalos, indígenas, bodegueros, sindicalistas y criminales de “alta gama” como los de las farc, el eln, el clan del golfo o el tren de Aragua.
Todo lo arreglan, todo lo compran. La reelección forzada, a través del fraude la hemos visto en varios países y eso es lo que ahora pretende el psicópata: seguir en el poder hasta destruir totalmente a Colombia.
Por eso, no solo a través de mis notas en este sitio y en mi libro “La gran farsa de la izquierda” he dado a conocer siempre estos detalles. Es obvio entonces que Colombia no puede seguir esperando, porque entre otras estrategias, el comunismo/socialista impone la muerte y la prisión a través de acusaciones falsas y “juicios” amañados para sacar de contienda a sus contendores.
A Álvaro Uribe Vélez no lo han podido asesinar, pero sí fue sometido a un juicio irregular, arbitrario y mafioso, porque lo único que le faltó a la jueza, fue la capucha de verdugo, que reemplazó hábilmente por una toga y un martillo.
Y eso sucedió porque Álvaro Uribe siempre ha sido la piedra en el zapato de estos criminales de la izquierda. Por eso Uribe Vélez fue condenado a doce años de prisión y a una multa millonaria porque lo que Petro necesita son recursos económicos para seguir dándose la gran vida y comprar su reelección.
Sin embargo, no contentos con lo anterior, se ordena el asesinato de Miguel Uribe Turbay, otro hombre íntegro, probo, preparado y dispuesto a servirle a la patria. Eso era suficiente para condenarlo a muerte. Además, porque una de las estrategias de la izquierda criminal es acusar de algo a sus contradictores o asesinarlos, como sucedió con Jorge Eliécer Gaitán, Álvaro Gómez, Luis Carlos Galán Sarmiento, y ahora, Miguel Uribe Turbay.
La pregunta es sencilla: ¿A quién le convendría la muerte de Miguel Uribe Turbay? Y la respuesta es más clara: Al petrismo… ¿A quién le conviene mantener silenciado a Álvaro Uribe Vélez? Obviamente al petrismo… Como se dice popularmente: “Blanco es, gallina lo pone y frito se come”, porque el psicópata todos los días llama al odio, genera masacres, patrocina criminales, premia vándalos y se convierte en cómplice de la criminalidad.
En estos casos –como sucede siempre–, vienen las especulaciones y las conjeturas: “Que fueron la farc”… “No; que fue el eln”… “Que fue el clan del golfo”, “las disidencias de las farc”, o el “cartel de la madre de la difunta Irene”… Entonces les cambio la pregunta: ¿Quién es el comandante en jefe de la mafia transnacional comunista/socialista en Colombia?… Otra vez: “Blanco es, gallina lo pone y frito se come”.
La lista macabra
De la arena política el petrismo sacó a dos grandes hombres: Álvaro Uribe Vélez y Miguel Uribe Turbay. No obstante, la lista macabra es larga; el mismo día del sepelio de Miguel Uribe Turbay, en una cadena radial, logré conocer una lista de posibles atentados contra Vicky Dávila, Abelardo De la Espriella, Paloma Valencia, María Fernando Cabal, Federico Gutiérrez y otros más.
Cabe entonces las preguntas: ¿Vale la pena seguir esperando a que el psicópata siga adelante con sus criminales acciones?… ¿Acaso no hemos tenido que soportar más de tres años de agresiones, expropiaciones, carestía, incremento de la violencia tanto en el campo como en las ciudades?… ¿Es que no nos duele el sufrimiento de los menores reclutados a la fuerza y de esas niñas y niños que son sometidos a vejámenes sexuales por parte de comandantes y guerrilleros rasos?… ¿Tenemos que seguir aceptando que el psicópata y sus secuaces sigan viviendo sabroso mientras el pueblo ya no consigue ni para sobrevivir?
A la par con la lista de posibles atentados contra miembros de la Derecha, se conoció igualmente que hay una suma superior a los U$10´000.000 para repartir entre sus ejecutores.
Colombia no puede seguir esperando a que el psicópata siga haciendo de las suyas, imponiendo sus masacres, los desalojos de tierras, sus reformas criminales, el despilfarro del erario público y el patrocinio de los negocios ilícitos, entre otros vejámenes.
Hablando de despilfarro, el “gobierno” del cambio no hace 20 días, benefició a 823 integrantes de 73 embajadas, 125 consulados y 6 misiones diplomáticas de Colombia. Petro además, sigue sosteniendo un bodrio como el ministerio de la igualdad donde más de 700 “funcionarios buenos para nada” siguen desangrando el país.
Colombia no puede seguir esperando; debemos actuar ya y defender siempre la Constitución, los límites del poder y la alternancia democrática que no es un capricho, es un deber ineludible ante los embates del personalismo y el mesianismo político. Colombia necesita instituciones fuertes, no caudillos. Necesita justicia social, pero dentro del marco del Estado Social de Derecho.
Hoy más que nunca, la vigilancia ciudadana y el control político deben redoblarse frente a los discursos que, disfrazados de justicia popular, esconden peligrosas intenciones de perpetuarse en el poder.
Toda campaña de oposición, especialmente en el caso de un gobernante ilegítimo como lo es Gustavo Petro, debe definir un horizonte: la defensa de la Democracia como también la reactivación económica y la institucionalidad. Para conseguirlo es fundamental ocuparse de la seguridad, el empleo, el respeto a la ley, la lucha contra la corrupción, el freno al autoritarismo, la recuperación de la salud y el hundimiento de las reformas.
Colombia no puede seguir esperando; es un crimen de lesa humanidad despilfarrar billones de pesos en consultas, reformas y caprichos que solo le sirven al maligno, mientras hace falta dinero para las vacunas contra la fiebre amarilla o para solucionar otros problemas graves.
A Petro se le han venido hundiendo sus criminales, venenosas y absurdas reformas y además ha seguido generando cada día más violencia. Eso lo ha llevado a convocar a los vándalos de la primera línea, a sindicalistas, a narco guerrilleros, a funcionarios públicos, a vagos indígenas y todo tipo de criminales, a tomarse las calles, los pueblos y ciudades, todos ellos pagos con dinero de nuestros impuestos. Se le olvida a Petro que hoy es el “presidente” y que, si insiste en dar un golpe de estado, podemos hacerle lo mismo que hicieron los peruanos y mandarlo directo a donde debe estar: a la cárcel.
Si le duele la patria, lea con atención y comparta esta información: Colombia no puede permitir que se replique el libreto de regímenes autoritarios que, bajo el disfraz del “poder popular”, han destruido las democracias en varios países de Latinoamérica.
Y ojo; Petro se prepara para el gran fraude electoral 2026 y está organizando sus colectivos, que obviamente estarán conformados por guerrilleros, narcotraficantes, vándalos, indígenas, funcionarios traidores de la patria, sindicalizados y mamertos adoradores del ídolo de barro.
Colombia no puede seguir esperando, pero la mejor forma de rechazarlo y evitar el peligro es abstenerse de votar por cualquier candidato de la izquierda o por infiltrados en la Derecha. La izquierda, tal como lo dijo el canta autor Juanes “es una mierda”.
Si le duele la patria y ama la libertad, comparta este artículo, pero cuídese: Petro ha anunciado que denunciará a todos aquellos que lo inculpen en el asesinato de Miguel Uribe… ¿O sea que mandará a la cárcel a todo el país?
* Luis Hernando Granada C., Periodista, Publicista con más de 50 años de experiencia. Ex subdirector de la Revista El Congreso, ex Director y colaborador de varios medios de comunicación escritos, impresos y digitales. Autor de la Novela “El Imperio del terror” y de los libros “¿Y cómo es la vuelta?” y “La gran farsa de la izquierda” y Gestor Cultural del Tolima.
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