Escribe: Gabriela Moreno*.-
Gisela, una madre de 71 años que acumula 3.400 días sin abrazar a su hijo, luego de su partida a Miami; Maia, una niña de nueve años que tiene 2.400 días sin abrazar a su padre que migró a Europa, así como también a Diamante, una abuela con 2.600 días sin ver a su nieta, son algunos de los 100 retratos que recopiló. (Instagram)
El fotógrafo Roberto Mata lanzó su iniciativa en las redes sociales. Lo motivó el saber que uno de los peores castigos de Maduro es que “la familia venezolana está rota y eso es irreparable. No tiene solución. Ya sea por la edad, los papeles o el dinero, no hay posibilidad de reencuentro. La fractura está hecha”.
Reencontrar, unir y burlar la distancia que existe entre los migrantes venezolanos y sus seres queridos varados en el país que sufre los abusos del régimen de Nicolás Maduro es el logro en esta navidad del fotógrafo Roberto Mata, con su iniciativa visual #PídemeUnRetrato, la cual capta el semblante de todos aquellos que tienen encima una historia de separación.
El trabajo está lejos de ser una recopilación del drama o una serie de rostros para armar un expediente. Mata lo define como un “regalo” en medio de los miles de kilómetros que se imponen, según publica BBC Mundo.
“Lo extraño, pero no se lo digo porque se pone triste. Y no quiero eso. Quisiera visitarlo, cocinarle, hacerle sus postres. Besitos, Edson, que Dios te bendiga”, confiesa Gisela al fotógrafo venezolano desde su casa en Caracas.
El testimonio de Diamante es similar. “Mi nieta no puede venir, yo no puedo viajar sola, no tengo la capacidad, y si tuviera la capacidad de viajar, lo haría por poco tiempo”, reconoce.
Su interés por retratar a los familiares de los venezolanos que migraron surgió de su experiencia migratoria, que comenzó en 2019 tras aterrizar en Miami. “Tengo un hermano en Buenos Aires a quien no veía desde hace 7 años y finalmente en septiembre pude abrazarlo”. A Mata no se le puede contratar, aclara. La única manera de contar con su lente es mediante una historia de migración.
Iniciativa desde las redes
Mata lanzó su iniciativa en las redes sociales. Lo motivó el saber que uno de los peores castigos de Maduro es que “la familia venezolana está rota y eso es irreparable. No tiene solución. Ya sea por la edad, los papeles o el dinero, no hay posibilidad de reencuentro. La fractura está hecha”.
Por ello, desde su cuenta en Instagram, publicó un aviso en el que ofrecía fotografiar a domicilio a los seres queridos de quienes migraron al extranjero en busca de un futuro sin chavismo.
La condición para ser retratado con el trabajo del fotógrafo venezolano Roberto Mata consistió en demostrar que existía entre cinco y siete años sin un abrazo entre las partes, al igual que ninguna posibilidad de reunirse a largo plazo. También solicitó la disposición de sonreír frente a la cámara. Sin embargo, relatar a Mata la historia de cada uno se convirtió en el requisito no sólo más desafiante sino más conmovedor para los postulantes, al contar durante sus poses todo aquello que han callado desde que partieron sus hijos, nietos, sobrinos, hermanos.
De todos lados
Las historias de familias venezolanas separadas tras migrar a Estados Unidos, Suiza, Canadá, Argentina y España le coparon su correo, evidenciando la necesidad y el desespero de un retrato actualizado de algún familiar en Venezuela de la diáspora.
Mata es parte de ella. La entiende. La comprende. Lo reconoce al confesar a BBC que forma parte de un grupo de diez hermanos y de ellos, sólo tres aún residen en Venezuela. Si bien reconoce que su talento lo dedica al sector publicitario, corporativo y editorial, este año su propia historia familiar lo condujo a ser un fotógrafo de portarretrato, para crear un lazo adicional entre quienes están convencidos de que no se van a volver a ver.
Cree que su iniciativa resulta útil, porque la fotografía es una pasión desde su infancia. De hecho, reconoce que comenzó su afición cuando tenía 12 años. Subraya que “el ánimo de este trabajo fotográfico es el reencuentro”.
* Gabriela Moreno, Periodista venezolana residenciada en Chile. Egresada de la Universidad del Zulia. Experiencia como editora y productora de contenidos para medios impresos y digitales con énfasis en las fuentes de política e internacional.