Escribe: Hugo Marcelo Balderrama*.-
Mientras que en Venezuela la dictadura cubana pelea su sobrevivencia, en Bolivia se disputa, crisis económica y país incendiado de por medio, la jefatura del Socialismo del Siglo XXI. Literalmente, estamos en manos de titiriteros del caos, la violencia y la pobreza. (Archivo)
Es obvio que Evo sabe que, para estar en la mira de los cubanos, rusos, chinos e iraníes, necesita tener poder de decisión sobre el territorio boliviano. Por ende, mientras el economista esté sentado en la silla presidencial, el cocalero ve truncada su carrera frente a Nicolás Maduro.
Por naturaleza no suelo quedarme con los incidentes cotidianos, sino que, gracias a Dios, me gusta mirar más allá, buscar causas e intenciones finales. Siempre me hago la pregunta: ¿Esto se reduce a lo que la mayoría ve o cree, o existen cosas más densas, oscuras y profundas?
Usaré el mismo método para explicar la pelea y ruptura entre Evo Morales y su delfín, Luis Arce Catacora. Para eso, es necesario mirar un poco más arriba, a sus superiores, pues ni el cocalero ni el economista son autónomos, sino que tienen jefes trasnacionales. En ese sentido, manos a la obra.
Fidel Castro, Luiz Inácio Lula Da Silva y Hugo Chávez se posicionaron como los jefes visibles del Foro de Sao Paulo. Obviamente, Evo Morales, los esposos Kirchner y Rafael Correa ocupaban, básicamente, el cargo de representantes de una franquicia, monigotes sin poder de decisión. Algo que el propio Morales admitió en la XV Cumbre del ALBA-TCP, sus palabras fueron: En abril del 2006 me sumé. Algunos compañeros me decían que hay que consultar al pueblo, a los movimientos sociales. Aquí, no hay nada que consultar, es la línea que nos dan Fidel Castro y Hugo Chávez.
Nota aparte: debemos reconocer que las incontinencias verbales de Evo son honestas, pues siempre dice qué maldad va a cometer, por ejemplo, avisar que pretendía quedarse en el poder por 500 años. Sin embargo, sigamos con la línea del presente artículo.
Ahora bien, que los Castro y Chávez hayan pensado que Morales y Correa eran títeres sin vida propia ni aspiraciones de poder, no significa que lo sean. Al respecto, Nicolás Márquez, en su libro: El cuentero de Carondelet, describe muy bien las intenciones de Rafael Correa de convertirse en la máxima cabeza del Socialismo del Siglo XXI durante la década del 2010.
Entonces, con Fidel muerto, Raúl anciano, Chávez ocupando su lugar en el infierno, Lula viejo y decrepito, aunque no menos peligroso, y Rafael Correa condenado por la justicia de Ecuador ¡Eureka! la disputa por ocupar un lugar en la cúpula de la estructura del Foro de Sao Paulo se reduce al tirano de Maduro y al cacique cocalero.
Es obvio que Evo sabe que, para estar en la mira de los cubanos, rusos, chinos e iraníes, necesita tener poder de decisión sobre el territorio boliviano. Por ende, mientras el economista esté sentado en la silla presidencial, el cocalero ve truncada su carrera frente a Nicolás Maduro.
¿Ya va uniendo los cabos sueltos? Le ayudo: Evo, podrá ser poco letrado, pero bruto no es. Morales está usando su capacidad de arrear recuas de bandoleros no, meramente, con la intención de ser habilitado como candidato a las próximas elecciones, sino, también, en sus ambiciones de subir a la cúpula del Socialismo del Siglo XXI para, de esa forma, consolidar su imagen como el nuevo Che Guevara.
Así que, mientras que en Venezuela la dictadura cubana pelea su sobrevivencia, en Bolivia se disputa, crisis económica y país incendiado de por medio, la jefatura del Socialismo del Siglo XXI. Literalmente, estamos en manos de titiriteros del caos, la violencia y la pobreza.
* Hugo Marcelo Balderrama, Economista boliviano con maestría en administración de empresas y PhD en economía.