Escribe: José Gregorio Martínez*.-
Las incoherencias en el discurso del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) fueron abundantes. (EFE)
El presidente de Colombia abogó por los regímenes de Cuba y Venezuela repitiendo el agotado discurso del “bloqueo” económico e ignorando la represión, las violaciones a los derechos humanos y el robo impune de las elecciones por parte de Maduro para mantenerse por la fuerza en el poder. También atacó al libre mercado y lanzó indirectas al presidente argentino Javier Milei.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, volvió el pasado martes 24 de septiembre a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con un discurso más delirante que los anteriores. A su habitual retórica ambientalista sin medir las consecuencias económicas para un país dependiente de los hidrocarburos, sumó ahora ataques directos al libre mercado y abogó por las dictaduras de Cuba y Venezuela, repitiendo el desgastado cuento del “bloqueo” y haciendo un silencio cómplice sobre la falta de libertades, la represión y las violaciones a los derechos humanos en estos países, pero sobre todo en cuanto al fraude electoral cometido el 28 de julio en la nación vecina que hasta hace unas semanas reclamaba transparencia en la divulgación de resultados verificables y por simple solidaridad automática con Nicolás Maduro optó finalmente por pasar la página y mirar para otro lado.
“Ese uno por ciento más rico de la humanidad, la poderosa oligarquía global, es la que permite que se tiren bombas a las mujeres, ancianos y niños de Gaza, del Líbano o de Sudán, o se bloqueen económicamente los países rebeldes, que no encajan en su dominio, como Cuba o como Venezuela”, dijo Petro desde la sede de la ONU en Nueva York, minimizando con el calificativo de “rebeldes” el hecho de robarse impunemente unas elecciones y mantener por la fuerza el poder.
Las incoherencias en el discurso de Petro en la ONU fueron abundantes. Abogar por los niños palestinos y condenar al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por su contraofensiva en la Franja de Gaza tras los ataques del pasado 7 de octubre del grupo terrorista Hamás a Israel, pero guardar silencio frente a la brutal represión de Maduro, que encarceló a unos 158 menores de edad por participar en las protestas contra el fraude –de los cuales 58 siguen tras las rejas– es más que hipocresía y complicidad.
No menos incoherente fue haber hablado de libertad con un discurso ampliamente marxista marcado por la lucha de clases que, sin ningún argumento, utilizó para atacar el libre mercado y al presidente argentino Javier Milei al asegurar que quienes gritan “!Viva la libertad, carajo!” solo defienden “la libertad del uno por ciento más rico de la población mundial”. Nadie sabe de dónde sacó dicho porcentaje ni cuál es la fuente de su afirmación cuando, por el contrario, en los regímenes altamente estatistas las decisiones solo las toman la privilegiada cúpula que tiene el poder mientras el libre mercado está en la decisión de todos y cada uno de los ciudadanos a elegir su preferencia entre una amplia lista de opciones.
* José Gregorio Martínez, Periodista venezolano dedicado a las fuentes de Política y Economía. Editor jefe de PanAm Post. Experiencia previa en medios como NTN24, El Mundo Economía & Negocios, Diario La Verdad y Globovisión.