Escribe: Oriana Rivas*.-
Mientras en Venezuela la dictadura de Nicolás Maduro continúa apresando a opositores y usando el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), bajo su control, para intentar “certificar” –sin competencia para ello– los resultados de las elecciones presidenciales que anunció el Consejo Nacional Electoral (CNE) –sin publicar las actas ni realizar las auditorias respectivas–, tras bambalinas continúan las negociaciones para que el régimen salga de Miraflores luego de la derrota del pasado 28 de julio demostrada por las actas que sí divulgó la oposición.
El mayor ofrecimiento llegó desde Estados Unidos. Y sería darle a Maduro “lo que quiera” si deja el cargo, según fuentes anónimas que declararon a The Economist. Sin embargo, admiten que es “poco probable” que el dictador renuncie “a menos que se le presione”.
Otras fuentes sugieren que las partes “podrían tener que conformarse con celebrar nuevas elecciones”. Aún así “Machado y otros líderes de la oposición se opondrían con razón a esto”.
Y es que hay tres factores determinantes alrededor del hipotético reconocimiento de Maduro a su derrota en las elecciones del 28 de julio. Primero, sería “el malestar interno” en su gobierno. Segundo, las conversaciones que llevan adelante Brasil, México y Colombia. Y tercero, que la voluntad del régimen de participar en las negociaciones depende de la lealtad del ejército. Sobre esto último pareciera haber pocas posibilidades en cuanto a deserciones por la influencia de Rusia y China sobre las filas castrenses.
Sin extradición
El ofrecimiento de Estados Unidos a Maduro de darle “lo que quiera” incluye la promesa de no exigir su extradición, según The Economist. Todo esto en medio de las negociaciones de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; Andrés Manuel López Obrador, de México y Gustavo Petro, de Colombia; a los que se les suma Gabriel Boric, de Chile, con una posición más firme contra el fraude y la represión del régimen venezolano. Cada uno de estos países pagaría un alto costo si el chavismo permanece en el poder, comenzando por la nueva ola migratoria de venezolanos que prevén sondeos como el de ORC Consultores.
En paralelo, familiares de jóvenes apresados denuncian la arbitrariedad del chavismo al mantenerlos privados de libertad solo por manifestar en las calles o haber sido testigos en los centros electorales. Por su parte, Maduro insiste en construir cárceles para ellos, simulando los campos de trabajo forzado de la extinta Unión Soviética o intentando inútilmente prohibir aplicaciones como WhatsApp, Instagram o TikTok.
* Oriana Rivas, Periodista venezolana radicada en Buenos Aires. Investigación para las fuentes de política y economía. Especialista en plataformas digitales y redes sociales.