Escribe: Oriana Rivas*.-
Lin Yu-Ting (cuyos estudios hormonales determinaron que es hombre) golpeó a la contrincante turca de tal manera que ganó por decisión unánime. (EFE)
El presidente del COI, Thomas Bach, busca desestimar las certezas que ofrece la ciencia a través de los estudios médicos hechos por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA). Culpa a “una guerra cultural” de los que quieren apropiarse “de la definición de lo que es una mujer”.
Para el Comité Olímpico Internacional (COI) no importa que días atrás se informara la existencia de pruebas hormonales que comprueban la masculinidad de Imane Khelif, quien compite en boxeo con la bandera de Argelia en los Juegos Olímpicos o de Lin Yu-ting, representante de Taiwán. El presidente del Comité Olímpico, Thomas Bach, prefiere decir que las críticas por permitirles competir contra mujeres esconden “una guerra cultural” de los que quieren apropiarse “de la definición de lo que es una mujer”.
En sus nuevas declaraciones, Bach busca desestimar las certezas que ofrece la ciencia a través de los estudios médicos hechos por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por sus siglas en inglés) a ambos boxeadores mayo de 2022 y marzo de 2023, cuyos resultados “no coincidían con los criterios de elegibilidad para los eventos femeninos”.
“Si alguien nos presenta un sistema fiable de distinguir a los hombres de las mujeres, seríamos los primeros en emplearlo. Pero lo que no es posible es que alguien diga si es o no mujer solo con mirarla y que organismos no creíbles con altos intereses políticos emprendan una campaña de difamación”, declaró el presidente del COI, sumiéndose en un mar de contradicciones teniendo en cuenta que “la medicina es conocimiento, no opinión”, como declaró anteriormente Ioannis Filippatos, expresidente del Comité Médico de la IBA.
“Los test no son fiables”, dice el Comité Olímpico
Imane Khelif ganó el oro en la última pelea que sostuvo en estos Juegos Olímpicos de París, mientras que el taiwanés Lin Yu-Ting también clasificó para disputar el oro, aunque en otra categoría. Las reseñas del más reciente encuentro en el cuadrilátero de este último no esconden cómo “desde el primer segundo” golpeó a la turca Esra Yildiz Kahraman de tal manera que “fue un aviso de lo que iba a pasar en el resto del combate”, mencionó la agencia EFE. Ganó por decisión unánime.
Y es que los dos boxeadores han noqueado a sus contrincantes mujeres, siendo la pelea de Khelif con la italiana Angela Carini la más polémica. Duró 46 segundos porque la boxeadora no aguantó la intensidad de los golpes del argelino. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, advirtió antes que no sería un “combate en igualdad de condiciones”. Y así fue.
Pero eso al COI no le importa. Por el contrario, su presidente remarcó que hasta 1999 aplicaron el test de género, porque “la ciencia nos dijo que no son fiables, que no funcionan y que además pueden ser contrarios a los derechos humanos por invasivos”. A eso agregó que “las mujeres tienen derecho a competir en competiciones de mujeres. Y son dos mujeres”, subrayó. “No es una cuestión de inclusión, sino de justicia”.
La historia del hisopado bucal
Es válido hacer un breve repaso de cómo el COI introdujo la ideología de género en las Olimpiadas. Y es que a pesar de haber hecho una encuesta en los Juegos de Atlanta de 1996 preguntando a las atletas femeninas si el hisopado bucal debía continuar, este suspendió el test definitivamente cuando en realidad el 82% de las consultadas estuvo a favor de mantenerlo, mientras que el 94% respondió de forma negativa a la pregunta sobre si les causaba ansiedad.
Las palabras de Janice Turner, columnista de The Times, sobre ese precedente están en lo correcto: “El COI ignoró a casi 1000 mujeres de élite que respondieron y abolió los hisopados bucales para Sydney en 2000. Esa decisión ejemplifica el desprecio del COI por las competidoras femeninas”.
* Oriana Rivas, Periodista venezolana radicada en Buenos Aires. Investigación para las fuentes de política y economía. Especialista en plataformas digitales y redes sociales.