El dictador Maduro amenazó con un “baño de sangre” en Venezuela si el chavismo no gana las elecciones (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)
Los comicios del domingo contaron con la presencia de delegaciones enviadas por países y organismos aliados al régimen chavista, así como ex presidentes cercanos al dictador.
El régimen de Nicolás Maduro mantuvo el mismo guion de cada cita electoral que ha vivido Venezuela desde su llegada a Miraflores. El dictador siempre se ha esforzado en montar una amplia maquinaria de persecución y represión contra la oposición, al mismo tiempo que nunca permitió que observadores internacionales “no afines” al chavismo participen del proceso electoral. Y la del domingo no iba a ser la excepción.
Durante la última semana el canciller chavista, Yván Gil, recibió a decenas de delegaciones que participaron como observadores en los comicios del domingo. Todas ellas, sin embargo, respondían a las exigencias del régimen: ser aliados del dictador y no atreverse a esbozar una simple crítica al proceso electoral. Casos como los de Alberto Fernández (Argentina) y Lula (Brasil) demuestran esto. Ambos dieron su opinión, y como en Caracas no gustaron, no fueron recibidos.
En cambio, las elecciones del domingo sí contaron con la presencia de observadores de Rusia, China, Turquía, y de países de la Unión Africana. Todas naciones que se caracterizan, paradójicamente, por no garantizar comicios transparentes y libres en sus respectivas tierras.
La canciller chavista informó que entre el grupo de observadores rusos participantes se encontraban Tatiana Mashkova, del Comité Nacional para la Cooperación Económica con los Países Latinoamericanos; Tatyana Desyatova y Sergei Timokhov, miembros de la Brigada Internacional del Partido Comunista ruso, y Leonid Savin, investigador de la Academia de Ciencias de la nación euroasiática.
“Estos observadores desempeñan un papel crucial en el fortalecimiento de la transparencia y la legitimidad del proceso electoral, garantizando que se blinden los principios democráticos y los derechos civiles de todos los ciudadanos”, indicó el comunicado emitido por la cancillería venezolana.
Rusia también celebró elecciones este año, en las que Vladimir Putin se proclamó ganador con el 87% de los votos, en medio de denuncias de fraude e irregularidades tanto por la oposición rusa como por gran parte de la comunidad internacional.
No obstante, la presencia de los veedores rusos no es de extrañar a nadie, ya que el jefe del Kremlin es uno de los principales sostenes del dictador Maduro junto a China, Cuba e Irán.
El pasado viernes, por su parte, Gil recibió a los observadores turcos enviados por el régimen de Tayyip Erdogan.
También llegaron a Caracas los ex presidentes Leonel Fernández (República Dominicana), Ernesto Samper (Colombia), y Manuel Zelaya (Honduras), cercanos a la dictadura venezolana y que también estuvieron presentes en las elecciones del pasado 28 de julio. Asimismo, hizo presencia el ex jefe de Estado español, Rodríguez Zapatero, quien el sábado fue duramente criticado por los parlamentarios españoles del Partido Popular (PP) que el viernes fueron deportados de Venezuela.
El viernes la cancillería chavista informó que mantuvo una reunión en la que participaron más de 800 invitados, provenientes de 100 países, “quienes al final de la jornada se distribuyeron hacia todos los estados del país, donde el domingo ejercieron como veedores del proceso comicial”.
De esta manera, el dictador Maduro instaló en cada sector del país “ojos” amigos que, una vez más, podrían avalar un nuevo fraude electoral.
El Centro Carter, ONG fundada en 1982 por el ex presidente Jimmy Carter, fue una de las organizaciones extranjeras invitadas directamente por el Consejo Nacional Electoral (CNE), a partir de lo establecido por los acuerdos de Barbados. Sin embargo, la organización, al igual que la misión de la ONU, cumplió funciones de observación “técnica”. Es decir, limitadas.
También fueron invitadas por las autoridades electorales chavistas la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Comunidad del Caribe (CARICOM), la Unión Africana, y el Observatorio del Pensamiento Estratégico para la Integración Regional (OPEIR).
Los críticos, afuera
Varias delegaciones de parlamentarios españoles y latinoamericanos, así como una de ex presidentes invitada por la oposición venezolana, no pudieron entrar, tras la negativa de la dictadura de Maduro.
Entre estos grupos, el más destacado fue el que formaban ex presidentes y una ex vicepresidenta latinoamericanos, que no pudieron viajar el viernes a Venezuela después de que el avión de la aerolínea Copa en el que se encontraban le fuera impedido despegar de Panamá. El grupo aclaró que acudía a las elecciones venezolanas como “invitados” de la oposición al no poder inscribirse legalmente como observadores.
“Nosotros hemos dicho claramente que fuimos, o quisimos llegar a Venezuela como invitados de Edmundo (González Urrutia) y María Corina. Era un acompañamiento, (…) no como testigos, porque obviamente no íbamos a tener posibilidad de inscribirnos ante el Consejo Nacional Electoral (de Venezuela)”, dijo la ex vicepresidenta de Colombia Marta Lucía Ramírez en la capital panameña.
La ex vicepresidenta colombiana hizo sus declaraciones en una rueda de prensa en el Palacio Presidencial con los expresidentes Mireya Moscoso de Panamá, Miguel Ángel Rodríguez de Costa Rica, Jorge Quiroga de Bolivia, y Vicente Fox de México, unas horas después de bajarse del avión de Copa Airlines.
Según el Gobierno de Panamá, el impedimento de volar se debió a que el Gobierno de Venezuela “bloqueó el espacio aéreo” del país y “retuvo aviones” de la aerolínea Copa, entre ellos en el que viajaban esos expresidentes, “por el lapso de varias horas”, por “cuestiones políticas ajenas” y tras una decisión “unánime” del Ejecutivo venezolano.
Venezuela impidió también la entrada de una delegación de parlamentarios del Partido Popular (PP) español que había acudido también invitados por la oposición para estar presentes durante las elecciones del domingo.
Diputados, eurodiputados y senadores del PP, encabezados por el eurodiputado Esteban González Pons y el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, viajaron a Venezuela para presenciar las elecciones presidenciales de este domingo. Según fuentes del PP, las autoridades chavistas comunicaron que se les prohibía la entrada en el país y eran deportados, por lo que tuvieron que volver a España.
“Hemos observado una dictadura que se pudre y se cae y tememos que mañana es capaz de las mayores atrocidades para intentar impedir la victoria imparable de la oposición democrática”, manifestó el sábado González Pons, tras arribar a Madrid. Y apuntó directamente contra el ex presidente Zapatero: “Algún día va a tener que explicar, o si no el nuevo Gobierno venezolano investigar, cuáles son sus vínculos con esa dictadura tan criminal. Y advierto, si este fin de semana el Gobierno de Maduro hace algo que conduce a lo que nadie quiere, Zapatero será directamente corresponsable”.
Por su parte, la senadora colombiana Angélica Lozano y la ex alcaldesa de Bogotá Claudia López denunciaron el viernes que también fueron deportadas de Venezuela, país al que habían llegado para reunirse con la líder opositora María Corina Machado, y que les quitaron el pasaporte durante una hora y media “sin argumentos ni información”.
“Nos están sacando sin ninguna razón (…) solidaridad con este país sufrido”, afirmó Lozano en un video grabado mientras era escoltada en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, en Caracas.
El Gobierno chileno envió al de Venezuela una nota de protesta por haber impedido ingresar al país a los senadores Felipe Kast (centroderecha) y José Manuel Rojo Edwards (ultraderecha), invitados por la oposición venezolana.
“Nos acaban de informar que nos están deportando porque nos dicen que no cumplimos con el perfil ni las condiciones de ingresar al país. Es completamente arbitrario. Esto demuestra que todas las palabras de algunos que dicen que es una democracia es simplemente una gran mentira”, denunció Kast en un video publicado en la red social X.
La Presidencia del Senado chileno aseguró que los hechos son “antidemocráticos” y “denotan la mayor gravedad” porque “los senadores chilenos cuentan con todas las condiciones exigidas usualmente por la República Bolivariana de Venezuela para hacer ingreso a su territorio”.
Brasil no envió observadores tras las críticas de Maduro
El Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil anunció la semana pasada que no enviaría observadores a las elecciones presidenciales de Venezuela luego de que el dictador Maduro, cuestionara la fiabilidad del sistema electoral brasileño, tras su cruce con Lula.
“Ante las declaraciones falsas contra las urnas de votación electrónica brasileñas, que, contrariamente a lo que afirman las autoridades venezolanas, son auditables y seguras, el Tribunal Superior Electoral no enviará técnicos…”, afirmó el TSE en un comunicado.
Maduro aseguró que los sistemas electorales de Brasil, Estados Unidos y Colombia no son verificables, afirmación que contrasta con lo que el régimen chavista afirmó respecto del sistema electoral venezolano, al cual calificó como “el mejor del mundo”.
El ataque de Maduro al sistema electoral brasileño se produjo un día después de que Lula afirmara que le asustan las declaraciones del venezolano sobre un “baño de sangre” si es derrotado en las elecciones y en las que le recomendó a Maduro “aprender a perder”.
“No es anormal que en la civilización actual haya candidatos de derecha e izquierda” en unas elecciones, pero “lo que no se puede es irrespetar los valores democráticos”, declaró Lula en una entrevista con corresponsales extranjeros.
Confesó que se “asustó” cuando supo que Maduro había llegado a amenazar con un “baño de sangre” en caso de que sea derrotado en las urnas.
“Me asusté con esa declaración”, confesó Lula, quien reveló que ha conversado dos veces con Maduro para advertirle de que “si quiere contribuir a resolver el problema de crecimiento de Venezuela y la vuelta de los que se fueron, tiene que respetar el proceso democrático”.
T. Infobae
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