Escribe: Luis Hernando Granada C.*.-
En el 2001, el año que la Selección Colombia alcanzó la gloria y fue campeón de la Copa América, Francisco Maturana acuñó la frase: “Perder es ganar un poco”. Y hoy acudo a la misma, porque la Selección Colomba, perdió la oportunidad de recibir el soñado trofeo, pero ingresó en los anales de la historia deportiva, como la mejor Selección en la Copa América.
Todo parece indicar, que los colombianos nos hemos venido adaptando, resignando y aceptando los “saqueos”, o el robo descarado y cínico de los que manejan el “poder”.
A Colombia llegan las multinacionales y con la complicidad de los gobernantes, se llevan nuestros recursos naturales o nos ofrecen dádivas para entrar al país y cristalizar el expansionismo extranjero, que con el tiempo termina en saqueo.
Petro impuso en el país un nuevo sistema para “gobernar”: la “podrítica”, a través de la cual ha logrado saquear el país y eso está más claro que el agua cuando se registra un déficit de más de 75 billones (así, con B) de pesos que obviamente han sido dilapidaos por el desgobierno, pero que el mismo gobierno recuperará con más impuestos y agresiones.
Pero futbolísticamente hablando, a mi modo de ver, la Selección Colombia, en el último partido donde se definía el campeón, estuvo siempre muy por encima de una selección argentina bastante desgastada.
¿Qué sucedió? Puedo aceptar porque tienen lógica, las palabras del “profe” Vélez cuando sostuvo en RCN, que “los árbitros siempre han ayudado a Argentina”. Y nada más cerca de la realidad: Muy pocas faltas de los jugadores argentinas fueron sancionadas; el VAR brilló por su ausencia, y finalmente, Lautaro Martínez arruinó el sueño colombiano de recibir, luego de un juego limpio e inteligente, la Copa América.
Argentina se consagró bicampeona de América. Los dirigidos por Lionel Scaloni mantuvieron el título continental.
La Selección llegó con claridad aprovechando su arma principal: la pelota quieta. Vino un tiro de esquina cobrado por James Rodríguez, Carlos Cuesta la recibe de cabeza y la bajó, pero Jefferson Lerma no logró conectar en el área chica.
Para agravar la situación en contra de Colombia, las infracciones de nuestra selección eran condenadas; Jhon Córdoba terminó siendo amonestado.
Otro desmán:
Messi sufrió un fuerte golpe al chocar con Santiago Arias y aunque estaba afuera del terreno, reingresó para poder ser atendido por el cuerpo médico, detalle que el juez central permitió complaciente. Algo más grave: Un clarísimo codazo de Lisandro Martínez contra Luis Díaz, no lo tuvieron en cuenta ni el juez central ni el VAR.
De otra parte, Alexis Mac Allister intentó rematar de cabeza, pero su disparo pegó en el brazo de un defensor colombiano. Si bien pidió mano el volante del Liverpool, desde el VAR consideraron una mano natural.
Para completar la debacle, Gonzalo Montiel tuvo que abandonar por problemas físicos, también se fue entre lágrimas, e ingresó Nahuel Molina.
Transcurridos 72 minutos de juego, Jhon Córdoba fue por una pelota dividida dentro del área y Alexis Mac Allister imprudentemente se lo llevó por delante. Si bien el juez central no sancionó pena máxima, desde el VAR revisaron la acción por unos minutos. Al final, increíblemente, se optó por dejar jugar.
¿Estuvo Colombia en desventaja? Claro; no solo en Colombia sino en muchos países, la mafia deportiva es grande y como suele suceder, no siempre gana el mejor sino el que tenga más respaldo y apoyo, especialmente económico.
Aun así, lo reitero: Colombia estuvo por encima de la selección argentina y sigue siendo nuestro gran orgullo nacional.